OSIRIS GÓMEZ Y LA PASIÓN ENSORTIJADA

Por. Ignacio Nova

En la pintura de esta muestra de Osiris Gómez, la pasión, con su carga de émociones positivas, es el tema fundamental. La visión de Osiris concibe a sus sujetos absorbidos casi por un espacio móvil de color voluptuoso, de manchas que casi espaciales que, al pie de la imagen, se hacen texturas, muchos veces sorpresivamente. En la pintura de este artista, que poco a poco arriba a uno madurez prometedora, sujeto y objeto de la pintura entrelazan sus atributos estructurales y Formales paro mutar el uno hacia el otro o hacia las regiones remotas y motivadoras de la fantasía. Por eso, es evidente que entre pintura y pintura ha habido un proceso previo de ensayo, de dibujos, de bocetos. Lo puedo corroborar así, porque algunas ilustraciones que este artista realizara para el desaparecido PLURAL del periódico HOY han dejado sus huellas en algunas de estos pinturas. Antes que pretender haber «descubierto» algo con esto, anotamos esta circunstancio poro que se revele lo esencial: Osiris Gómez posee un tema cloro en cada pieza, un objetivo específico y parte de una intención en cada incursión. Este aspecto, notablemente desaparecido de la pintura actual de muchos artistas, posee la virtud de que coloca al artista, más que como un excéntrico con licencia para las repeticiones, en un comunicador visual de intenciones claras. No por ello se arrodillo él ante anécdotas de cursi manifestaciones, aunque en sus mundos de ensoñaciones algo un poco kichts le venga del sentimiento prerrafaelista y del simbolismo mismo. El kichts ha sido definido recientemente por importantes críticos alemanes como aquello que da un sentido placentero, sensual, a lo vida. La atmósfera surreal típica no es la característica de estas pinturas. No existe en Osiris uno actividad plástica transgresora de la correlación, el encadenamiento o la convivencia «habitual» y apriorísticamente «lógica» entre los objetos y sujetos de su pintura. Existe, por el contrario una actitud formalmente mutante, si se quiere; una integración de las morfologías y estructuras fundamentales del objeto y el sujeto. De aquí el carácter abiertamente fantástico de estas pinturas ubicadas sin duda en un «quimerar» moderno, si me permiten el uso abusivo del término. Por otra parte, es el interior de esa integración aproximativa y fantástica, en la que Osiris empieza otra incursión, de acumulación de rasgos entonces sí sorprendentes, sí ajenos, que aportan el carácter surreal a esta atmósfera fantástica. La percepción en Osiris es positiva y obviamente postromántica. El carácter alucinatoriamente poético de los títulos revelan sin dudas la actitud metonímica que en el plano plástico desencadeno Osiris. Una metonimia que ha bebido bastante en el concepto latino de lo mujer como símbolo de virtud y belleza y a las Figuras como signos visuales de los conceptos. Esto nos trae o un Osiris que puede apelar por momentos a ciertos tropos retinoles. Las figuras, por tanto, como dice Yago a Otelo de los hombres, «debieran ser lo que aparentan» porque en realidad su poder connotativo va en una dirección revelada por la suma de los atributos y por la ratificación de la titulación. Dé todos modos, la minucia en el tratamiento de las imágenes, el cuidado en el uso del color y lo intención de mantenerse dentro de coordenadas cromáticos motivadoras, plurales, diversas pero mesuradas, constituyen los logros más característicos de la actual pintura de Osiris Gómez. Esta exposición, que este artista inaugura hoy, es un claro testimonio de inter-iones, en un marco de juventud y fortaleza, de habilidad prometedora.

IGNACIO NOVA Ex-Prsidente de la Sección Dominicana de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Director de «Contemporonio», revisto del Arte en el Caribe Internacional