Los rasgos de Osiris Gómez tienen un extraño magnetismo. Cuando te montas en un trazo, dificil es que puedas aban-donarlo. Te amarra y te obliga al placer de transitar un hermoso y complejo labe-rinto cromático subyugante. No es la dia-ria voz de la talentosa caricatura. Esta es más alta y definida. Choca su apasible personalidad con lo complejo y agresivo de su arte. A veces me da la impresión de estar frente a un retrato de la misma vida.
Freddy Beras Goico